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Autor: Gabonice

 
 
 
 

Algo mucho más fuerte que nosotros mismos.

  Bea y yo nos conocimos en el Instituto, desde el principio éramos compañeros de clase y pronto amigos inseparables y sin darnos cuenta llegamos a ser amigos inseparables. Fue un fin de semana que nos fuimos a la playa, cuando nos hicimos novios y pronto surgió un amor apasionado, era una obsesión. Y así llegó el sexo maravilloso. No dejábamos un momento de estar planificando una ocasión para hacer el sexo. Claro que tomábamos precauciones para evitar un embarazo inoportuno y para mantener nuestra profunda relación en secreto ante nuestras mogigatas familias. Lolita, era la amiga inseparable de Bea y nuestro noviazgo, comenzó a dejarla un poco aislada y hasta cierto punto aparentemente olvidada, pues nuestras relaciones íntimas un poco las hacía alejarse. Pues ella se mantenía sin compromiso y en muchas ocasiones nada pintaba en nuestras cosas. Sin embargo, Bea sentía remordimiento de estar alejando de su amiga inseparable. Si al fin acabara de encontrarse un novio, la cosa cambiaría, pues dos parejas podíamos hacer muchas cosas en común y en ningún momento Lolita sería dejada sola para poder practicar nuestra pasión. Al fin un día, apareció un novio para Lolita. Bea y yo no lo conocíamos, pero la noticia nos llenó de alegría y pronto planificamos una actividad donde pudiéramos conocer a Carlos y hacernos amigos y entonces poder continuar como antes nuestras actividades en grupo. Enseguida inventamos una cena para conocernos y aquello resultó estupendo. Carlos resultó ser un tío muy agradable, sus conversaciones eran muy interesantes, sus opiniones muy sólidas y sencillas. Además tenía una masculinidad natural, que se le salía por todos los poros de su piel. El día en que nos conocimos era uno de esos días del caluroso verano madrileño y como la cena era un tanto informal, pues nuestras ropas eran para una ocasión de estas. Carlos se apareció con un pantalón corto, de esos que se llevan por encima de la rodilla y que le permitían lucir unas muy varoniles piernas velludas de futbolista. Su camisa de mangas corta le dejaba lucir sus varoniles brazos velludos. Luego cerca de su cuello lucia los vellos que anunciaban que tenía un hermoso pecho velludo de macho. Y las razones por las cuales detallé tanto a aquel hombre, para mi son una incógnita, pues jamás me habían interesado los hombres. Pero un tío, de esos que cuando lo miras, no se acaban, siempre provocan la atracción visual de cualquiera. Nada que Carlos era lo que se puede decir todo un guapera. Ahora ya éramos dos parejas, mi novia y su amiga podían volver a ser inseparable y pronto Carlos y yo nos hicimos amigos. Y el grupo empezó a funcionar de una forma muy natural. Y lo más increíble fue que Carlos pronto asumió la posición de lider natural. Sus iniciativas eran siempre aceptadas y de una forma un otra: por magnetismo o por carácter poco a poco me fui convirtiendo en un seguidor de Carlos. Y comenzamos a planear pasarnos el Puente de Mayo en una de las playas del sur y así fue que conseguimos un piso con dos habitaciones en Denia, una playa muy cerca de Benidorm. Así que en la operación salida del Puente de Mayo, estábamos los 4 en el coche de Carlos, listos para la parida hacia estas minivacaciones. El viaje, como de costumbre, fue una verdadera epopeya. La salida de Madrid perecía interminable, rueda a rueda nos fuimos acercando lenta pero inexorablemente hacia nuestro sitio de acampada. Parecía que nunca llegaríamos, en ocasiones los atascos eran como de costumbre, en estas ocasiones, de varios kilómetros. Pero nos íbamos a nuestro destino. Salimos de Madrid a poco más de las 5 de la tarde y prácticamente llegamos entrada la mañana del siguiente día. Al llegar estábamos tan descojonados que ni miramos la playa, nos fuimos cada pareja a su habitación. Y a pesar del cansancio del viaje, nos dimos cuenta por los rudos de la habitación contigua que Lolita fue follada inmisericordemente por Carlos. Ya Carlos me lo había hecho saber, que en estas vacaciones acabaría con la virginidad del culo de su novia. Que no le había dicho nada, para tomarla de sorpresa, pero que en Denia solo la iba a coger por el culo, a las buenas o a las malas. Y evidentemente Lolita estaba siendo sodomizada por su novio y estas vacaciones le serían inolvidable. Yo que sabía lo que estaba ocurriendo me empalmé y también me follé a Bea a pesar del cansancio. Pero en la habitación de al lado lo que pasó fue mucho. Se escuchó mucho movimiento. Lolita hizo todo lo posible por impedir que Carlos le diera por el culo, pero Carlos lo tenía bien claro y lo logró y además no fue nada misericordioso. Su tremenda polla le gozó el culo a su novia todo lo que le salió de sus Santos cojones. Se oyó a Lolita gemir, suplicar, pero Carlos se le impuso y lo logró. Luego se escuchó al fin el silencio. Al parecer estuvieron durmiendo un par de horas y de nuevo función. Y yo estaba seguro que le estaba volviendo a dar por el culo. Carlos y Lolita vinieron a salir de la habitación como a las ocho de la tarde. Nos fuimos a cenar a un restaurante de Benidorm. Luego en Denia nos tomamos un par de copas y nos fuimos al piso que teníamos alquilados. Lolita se mostraba muy conversadora con Bea, no se quería despegar de su amiga. Pero Carlos me había pedido que no dejara que Bea la protegiera y que nos fuéramos a nuestra habitación, para él de nuevo volver a darle por el culo. Cuando yo me llevé a Bea a mi dormitorio, note la cara de terror de Lolita y eso me dio morbo, pues la estaba dejando de nuevo en manos de Carlos y sabía que solo le iba a dar por el culo en estas vacaciones, pues ese era su plan. El domingo Carlos y yo nos fuimos a dar un paseo en bote y dejamos a nuestras novias solas. Lolita se le vio respirar con alegría, pues estaba aterrada con las folladas de culo que le estaba dando Carlos y de esa forma pensó que se libraría un rato de él. Alquilamos un bote-bici y de verdad que la pasamos muy bien, pues la playa estaba de maravillas. Los dos estábamos sin camisa y ahí me pasé toda la mañana de frente a Carlos sin camisa, viéndolo sudar y practicar este deporte. Carlos me contó al detalle la forma en que estaba sodomizando a Lolita, de sus súplicas y de su dureza con ella. Se le veía satisfecho de cómo le estaba dando por el culo e incluso se quitó el bañador para que viera la clase de polla que le estaba pasando a su novia. Y al final me dijo: La estoy haciendo saber lo que siente un maricón cuando le dan por el culo y a partir de hoy no se le olvidará esto nunca. Y que ni se lo imagine que todavía no ha llegado lo bueno. Le prometí que la iba dejar descansar, que no le iba a dar más caña por el culo, para que se relajara, pero nada de eso, ahora le llegó lo mejor. Nada de lubricante, un poco de saliva, muy poca y lo demás, la lubricación que le den mis huevos y se río con un placer que a mi me erizó todos los pelos del cuerpo. Regresamos al medio día, nos disponíamos a ir a comer juntos, cuando Carlos se llevó a Lolita a su habitación. Habíamos acordado que nos vestiríamos y saldríamos lo más pronto posible. Pero yo sabía que no era así, que se iban a demorar, porque Carlos de nuevo le iba a coger el culo a Lolita y esta vez de mala manera. La muy ingenua entró a la habitación muy tranquila pensando que era para vestirse y de nuevo fue tomada por sorpresa. Fue tan bestial la forma en que le cogió el culo Carlos que Lolita metió un grito y se sintieron sus sollozos, mientras que se oía la voz de Carlos de cómo exigente le decía: Aguanta, cabrona, que vas a ser el maricón de tu macho. Lolita sollozaba y Carlos le repetía aguanta cabrona, aguanta que estoy gozando tu culito de puta. Al fin terminamos nuestras vacaciones y retornamos a Madrid, nuevamente las retenciones, los atascos y en el retorno pudimos notar lo dócil y complaciente que estaba Lolita con su novio. Parece que de tanto follársela por el culo le había empezado a gustar la dureza de su macho. Y de una forma extraña yo notaba que mi polla se empalmaba, cuando pensaba en las cosas que había pasado el culito de Lolita, que solo yo sabía por las descripciones de Carlos. Así continuó la vida de nuestras dos parejas y cada vez Carlos y yo estábamos más unidos. No había un lugar al que no fuéramos juntos. Carlos se mostraba conmigo muy afable y cada vez que nos veíamos me daba un apretón de tetas o me tocaba una nalga. Luego jaraneaba y decía que le encantaban mis nalgas o mis tetas y que cualquier día me pasaba la cuenta. Me apretaba con fuerza y por un largo rato dejaba en mi la huella de su fortaleza y yo en más de una ocasión acaricié con mis manos su pecho velludo. En otras ocasiones de sorpresa era capaz de acariciar una de mis tetillas y eso me erizaba todos los pelos de mi cuerpo. Para separarnos menos Carlos logró que me fuera a trabajar con él. Por lo que ahora éramos casi inseparables. Para el próximo puente de nuevo planeamos irnos juntos a algún lugar de Andalucía y con tiempo buscamos un lugar de interés turístico, por lo que escogimos esta vez Granada. Carlos fue el que se encargó de escoger y reservar el sitio y el día antes de la partida, Lolita tuvo un contratiempo en su trabajo. Tenía que hacer guardia en el Hospital en que trabajaba ese día y no podría marchar de vaciones hasta el día siguiente, Bea se ofreció a quedarse también para que Lolita no tuviera que viajar sola y nosotros nos marcharíamos ese día para asegurar la reservación. Así que de repente Carlos y yo nos vimos de vacaciones solos hacia Granada. Carlos logró cambiar por un día la reservación del piso de dos habitaciones por uno de una sola y tomar el de dos habitaciones cuando llegaran nuestras novias. Llegamos al hotel de madrugada y cansados. Lo primero que hicimos fue tomar una ducha para luego irnos a dormir. Carlos fue el primero en ducharse. Se quitó toda su ropa y se paseó desnudo por toda la habitación, Yo observaba su cuerpo masculino y fuerte. Era un tío que olía a macho en todos sus poros y finalmente cuando salió de la ducha lucía extremadamente sexual y pude notar que su miembro, estaba semi empalmado y dado su tamaño, de verdad que daba terror, verse cara cara con un tío así. Me fui a duchar y él se acostó desnudo y solo tapado con una sábana. Puso la tele y dejó la habitación en penumbra. Cuando yo salí del baño me sequé y me acosté en la misma cama, pues solo había una en esta habitación matrimonial. Yo no me imaginaba que Carlos estaba desnudo totalmente. Me tapé con la misma sábana y él rápidamente apagó la tele y dejó oscura totalmente nuestra habitación. Y me dio un apretón de nalgas que me puso muy nervioso. Pues en jarana o no, me dijo: Estoy loco por cogerte el culo. Luego nos quedamos en silencio. Ambos sabíamos que estábamos despiertos. Yo me acosté dándole la espalda, para no verlo y él de frente a mi espalda. Pasó un largo tiempo, cuando sentí como me acarició la misma raja de mi culo con unos de sus dedos. Yo salté y él de inmediato comentó: Tienes buenos reflejos de maricón. Yo le pedí que por favor no bromeara más y que se durmiera, pero el continuó acariciándome las nalgas. Mi corazón latía cada vez más precipitadamente, aquellas caricias me habían empalmado de mala manera. Carlos lo notó y sentí como su boca comenzaba a chuparme la nuca, mientras sus manos acariciaban mis huevos. Mi rabo estaba duro y él no menos. Su tremenda polla se movía pendularmente, dura como un palo y goteando su líquido preseminal. Su pecho velludo rozaba mi espalda y yo me quedé como sin voluntad. Dominado por aquel macho viril, durante unos breves segundos. Cuando me percaté de mi situación traté de levantarme de la cama, pero él fue más ágil que yo. Sus brazos me retuvieron y pudo situarse sobre mí en la cama. Nuestras bocas solo las separaban un par de centímetros. Podía sentir su alieno masculino y lentamente fue acercando sus labios a los míos, hasta rozarlos muy suavemente. Su barba de un día me arañaba y fui yo quien comenzó a besar sus labios pulposos. Lo besé con pasión y él se dejó hasta que su lengua se introdujo en mi boca y yo comencé a saborearla, a deleitarme con el sabor de su saliva. Luego él comenzó a besarme con mucha fogosidad. Mis labios ardían y sus besos continuaban. Cada vez eran más largos, me quedaba sin respiración. Cuando soltaba mi boca yo desesperado buscaba aire y de nuevo su boca se apoderaba de la mía. Aquellos besos me fueron enloqueciendo. Mis manos acariciaban su espalda, mientras mi boca se entregaba a la voluntad de aquel macho. Cuando dejó de ocuparse de mi boca, los labios me ardían. Ahora estaba sintiendo por primera vez en mi vida lo que era el beso de un hombre. Pero su boca no se detenía y continuaba saboreando mi piel con su lengua. Cuando me lamía el cuello, me estremecí desesperadamente, pero continuó imperturbablemente haciéndome sentir su virilidad en todas las células de mi cuerpo. Cada vez mis fuerzas eran menos y cada vez me sentía más poseído por un macho. Y cada vez estaba disfrutando más esa posesión. Me aterraba la idea de ser penetrado por su tremenda polla, el recuerdo de la sodomización de Lolita me ponía la carne de gallina, sabía que no iba a tener compasión con mi culo, pero cada vez deseaba más ser poseído. Su lengua acarició los vellos de mi pecho, una y otra vez. Ambos sudábamos copiosamente. Su sudor se mezclaba con el mío. Cuando su lengua se apoderó de mi ombligo yo también empecé a lamer su piel. Empecé a disfrutar con el sabor de su piel sudada. Cuando él se dio cuenta de que yo también le estaba dando lengua, bajo más su cuerpo, para empezar a chuparme los huevos y sus huevos quedaron en mi boca y comencé a besárselos. No estaba preparado para mamarle la polla, pero el con su mano dirigió su polla babeada hacia mi boca y sentí el sabor de sus líquidos, me di cuenta que estaba boca arriba, que él estaba sobre mi, que tenía su verga descomunal dura como un palo y que solo dependía de su voluntad metémela hasta donde le saliera de sus cojones. Carlos no perdió oportunidad y comenzó a follarme por la boca. Sus embestidas fueron aumentando en profundidad. Creí que me ahogaba y sentí como su tranca se metía en mi garganta una y otra vez, mientras él me decía: mira como te follo por la boca, eso mismo lo voy a hacer con tu culo cuando me salga de los cojones. A mi se me salían las lagrimas, me faltaba el aire, pero Carlos me follo por la boca cuanto quiso. Empecé a sentir como su polla rugía dentro de mi boca, cuando sin sacármela de la boca detuvo su movimiento. Sentía como los músculos de su vientre se contraían para aguantar su corrida y lo logró sin sacármela de la boca y me dijo: Toadavía no me voy a correr en tu boca. Sacó su polla de mi boca. Ahora pude ver a macho que me estaba haciendo suyo, estaba sudado, sus músculos estabas tensos y yo estaba sin fuerzas. Me viró boca abajo y colocándose sobre mi espalda ahora comenzó a mamarme el culo. Su lengua fue acariciando mi esfínter y este fue cediendo poco a poco hasta que logró vencer la resistencia de los músculos de mi culo virgen. Me lo chupó mientras yo me extremecía de placer. Finalmente se incorporó, levantó mis piernas hasta sus hombros y me colimó mi culo ensalivado con la cabeza de su polla. Así estuvo unos segundos mirándome a los ojos. Fue acercando su boca a la mía, cuando me dijo: bésame. De inmediato lo obedecí y cuando mis labios se acercaban a los suyos de un solo golpe entró con su polla en mis entrañas. Solté un grito seco, sentí que me partía de dolor, era como si me fuera a reventar, traté de revirarme, pero me tenía dominado. Sentí como restregaba sus huevos en mis nalgas y su boca susurró en uno de mis oídos: Te voy a hacer mi maricón. Comenzó a chuparme el oido al mismo tiempo que su tremenda tranca entraba y salía de mi culo sin piedad. Me retorcía de dolor ante sus embestidas pero mi polla estaba dura como un palo y goteaba mi líquido preseminal abundantemente. Yo aguantaba con mis manos su cintura para tratar de disminuir la violencia de sus embestidas. Carlos detuvo sus embestidas y me dijo: no me aguantes con tus manos y puso sus brazos entre los míos para impedir mi más mínima defensa. Ahora solo podía tocar su espalda y me dijo: Abrázame con fuerza y aguanta como un hombre, porque te voy a romper el culo. Se sonrió y me dio un beso en la boca muy tierno. Comenzó a sacar su polla de mi culo lentamente, casi la sacó completa y de nuevo la entró hasta chocar sus huevos contra mis nalgas. Repitió esto varias veces y sentí un placer que creía que me corría. Carlos se dio cuanta que estaba al sacarme la leche y me exigió que no me corriera, porque esto solo estaba empezando y me quedaba mucha caña por recibir. Retorcí como un loco mis músculos y pude contener la leche. Pero Carlos no cesó de embestirme lentamente, mientras yo desesperado luchaba por no correrme. Al fin lo logré, sudaba copiosamente, mis piernas me temblaban, pero me estaba retorciendo de placer el masaje prostático que estaba recibiendo por mi macho. Lo abracé con todas mis fuerzas y Carlos comenzó a aumentar la intensidad de sus embestidas. Aquello me estaba enloqueciendo. Su ritmo se tornó salvaje, violento. A cada rato me la metía de golpe con un fuerte movimiento de su cadera y yo enloquecido me abrazaba a él. Carlos me hacía que lo soltara, me la sacaba poco a poco y de nuevo me embestía con esa violencia del macho en celo que está gozando a su hembra y de nuevo lo único que se me ocurría era abrazar a mi macho y besarlo como prueba de mi entrega. Tras cada embestida me preguntaba de quien era ese culo y yo le repetía que era de él, que lo gozara. Finalmente el ritmo de la follada aumentó enormemente. Yo creí que me iba a hacer daño, sentí miedo a mi macho, hasta que con toda su fuerza sentí que me abrazaba, que todos los músculos de su cuerpo se estremecían y que un chorro de leche caliente salía de sus huevos y quemaba mis entrañas. Fueron varios los chorros de leche que entraron en mi culo antes que los músculos de Carlos se relajaran y nos quedáramos abrazados tiernamente, pero con su polla dentro de mi culo. Así nos quedamos dormidos por un rato. Fue poco menos de una hora. Cuando me la sacó, estaba de nuevo empezándose a poner dura. Nos levantamos y nos fundimos en un abrazo estando de pie. Estuvimos así de pie un buen rato. Carlos me besaba en la boca, en el cuello, en mi pecho. Al estar de pie empecé a sentir una sensación extraña, era como si me estuviera cagando, pero no, tanta leche me había echado en el culo que esta empezó a salirse y me corría por las piernas. También me corría un hilito saguilonento, que proclamaba que mi virginidad había sido destrozada por mi macho. Carlos me dijo que caminara unos pasos con las piernas bien abiertas, que quería disfrutar la rompída de culo que me había dado. Lo obedecí, como se obedece a un macho dominante y seguí sintiendo como me continuaba saliendo leche del culo y me corría por las piernas, me dirigí al baño para tratar de sentarme en el vater y lavarme un poco. Cuando llegué, Carlos me hizo inclinar y sujetarme en el borde de la taza. Ver como me había dejado el culo le había dado tanto morbo que se volvió a empalmar y de nuevo me penetró y me volvió a dar una follada salvaje. Esta vez, al estar sujeto al borde de la taza, con mis manos no podía hacer nada y solo podía aguantar y aguantar la nueva follada que me estaba dando. Mis piernas temblaban. Carlos me apretaba las nalgas, de vez en cuando hasta me pegaba una fuertes nalgadas y continuaba disfrutando de mi maltrecho culo. Y esto duro mucho más que su primera follada, pues sus huevos ahora no tenían tanta leche y pudo gozarme mucho más. Cuando se corrió, yo pensaba que estaba al borde del desmayo. Me la sacó, me puso de frente y nos besamos de nuevo. Y entonces fue que me condujo a la bañadera, abrió la ducha y comenzamos a bañarnos el uno al otro. Nuestras manos no dejaron de esta forma de acariciar ni un solo centímetro de la piel del otro. Y de nuevo vimos que enjabonados, estábamos de nuevo empalmados. Y de nuevo me volvió a follar. Esta tercera follada duró una eternidad. Al estar mi culo enjabonado, además de follado tan recientemente, no hacía la menor resistencia al paso de la polla de Carlos por mis intimidades. Nunca pude imaginar que mi culo iba a tener tanta capacidad para ser penetrado tan fácilmente. Aun a Carlos le pareció poco y me hizo poner uno de mis pies sobre el borde de la bañera para que su polla me entrara más y yo muy obediente lo hice y de verdad que estaba cada vez más al borde de quedar extenuado, pero resignado a ser follado por mi macho a todo su deseo. Cuando nos corrimos de nuevo, nos aclaramos el jabón. Yo sequé a mi macho con la toalla, el me secó a mi y de un golpe nos metimos en la cama y nos quedamos dormidos y abrazados hasta el amanecer. Cuando despertamos, estuvimos hablando un largo rato. Me dijo que tenía planes de hacer de mi su maricón y que no quería que nuestras mujeres vinieran a marearle la perdiz. Comenzamos de nuevo a besarnos y a acariciarnos. Pronto estábamos empalmados y de nuevo su polla estaba disfrutando de mi culo. Cuando sus embestidas eran más fuerte se detuvo con su polla bien dentro de mi culo y tomó algo en sus manos. Era su teléfono móvil y llamó a su novia Lolita. Mientras hablaba con ella su cadera se movía y continuaba follándome el culo. Logró evitar que ellas vinieran para nuestro hostal, diciéndole que su padre había enfermado de repente y que su mamá le había pedido que fuera hasta su casa en Jaen, y que por esa razón se le habían jodido estas vacaciones. Lolita le dijo que lamentaba mucho lo de su padre y que por suerte todavía estaban a tiempo de desistir de su viaje. Le dijo que Bea estaba junto a ella y Carlos le dijo que la pusiera al teléfono y sin dejarme de follar Carlos me dio el teléfono y me puso a hablar con mi novia, diciéndole que iba a acompañar a Carlos a casa de sus padres. Esto me puso muy nervioso. Mientras hablaba con Bea no dejaba de embestirme y a mi me costaba mucho trabajo hablar con coherencia. Hablar con mi novia mientras Carlos no dejaba de follarme casi me era imposible. No se que le dije, pero al final solo sé que ella me dijo que no me preocupara y que acompañara a Carlos. Cuando colgamos el teléfono, Carlos aumentó el ritmo de sus embestidas hasta que cuando su leche estaba a punto de salir de sus huevos, metió su polla mi boca y allí se descargó, mientras me decía: quiero ver como tragas la leche de tu macho por primera vez. Cuando terminamos de follar, nos vestimos, nos fuimos a desayunar y entregamos la llave del hotel, porque Carlos pensó que era mejor que nos fuéramos a nuestra luna de miel hacia otro lugar. Nos cambiamos de hotel antes del medio día y estuvimos bañándonos en la piscina hasta que comimos y nos fuimos a hacer la siesta a la habitación. En la habitación, las cortinas de las ventanas la dejaban en penumbra. Tan pronto entramos Carlos me pidió que me desnudara, mientras él se quitaba toda la ropa que tenía puesta. Después se me acercó, me abrazó con fuerza y me dio un profundo beso en la boca. Sentía como nuestros pechos velludos se rozaban, mientas mi corazón palpitaba con fuerza. Me condujo hasta un sofá que había en la habitación, con el mando puso a funcionar la tele y se sentó en el sofá, recostando su espalda en uno de los brazos del sofá, dejó una de sus piernas alargada y la otra sobre la alfombra, sus huevos y su polla estaban al descubierto y me dijo que me sentara de forma que nuestros huevos se juntaran. Yo lo obedecí en el acto y así frente a frente comenzó una conversación que me dejó alucinado. Me dijo: Mira Raúl, vas a ser mi pareja y quiero que escuches atentamente esto que te voy a decir, porque no te lo voy a estar repitiendo constantemente: Inmediatamente que entremos en una habitación debes despojarte de toda tu ropa. Puedes quedarte con una camiseta o un polo ligero, pero nada de calzoncillos, boxer, ni leches. Tu culo siempre debe estar a mi disposición. Y diciéndome esto, con una de sus manos acarició mi pecho y pellizcó ligeramente una de mis tetillas, en el acto se puso dura y un delicioso escalofrío de pertenencia recorrió todo mi cuerpo. Carlos continuó diciéndome: me voy a follar tu culo cada vez que me salga de los cojones y sin previo aviso. Ni jugando se te ocurra resistirte porque la vas a pasar mal, pues no me gusta para nada que me desobedezcas. A partir de este momento vas a ser mío. Te vas a correr sólo cuando yo quiera, ni se te ocurra masturbarte por nada de la vida. Cuando me salga de los cojones follarte y dejarte con ganas de correrte, tendrás que quedarte con las ganas. Puedes decirme que tienes ganas que te deje correr, puedes tratar de provocarme para que te vuelva a follar, para ver si dejo que te corras. Pero siempre debes seguir estas instrucciones al pie de la letra. Tu polla no va a saber nunca lo que es un culo ni un coño y tu culo va a ser difícil el día que no lo visite con mi polla. Después de estas palabras, con mucha ternura dirigió mi cabeza hasta sus huevos y yo le di un beso a cada uno de ellos. Luego con mi lengua le acaricié todo su miembro y me detuve a saborear las gotitas de líquido que asomaban por la cabeza de su polla. Sus manos sujetaron mi cabeza y comencé a mamársela intensamente. Estuve mamándole su polla por largo tiempo, cuando empezó a estremecererse como un cañon que ruge, me la sacó de la boca, me puso boca abajo y me dio una mamada de culo que por poco me desmayo, yo pencé que me iba a follar el culo, pero de nuevo me puso boca arriba y me puso a mamar de forma que ahora penetraba mi boca tan profundamente que sentí como me llegaba hasta lo más profundo de la garganta. De nuevo comenzó a estremecerse, vi como los músculos de su vientre se contraían y sentí sus chorros de leche caliente como entraban en mi boca, me la llenaban de leche, mientras sentía como su voz viril de macho me ordenaba: Traga, coño, cabrón ... trágate toda la leche de los huevos de tu macho. Yo tragué aquel líquido caliente de sabor dulzón salado, no dejé de tragarme ni una sola gota. Me abracé con fuerza a su cadera y se la seguí mamando. Sus contracciones aumentaron, se retorcía de placer, pero no dejaba de mamársela a mi macho. No le dejé ni una gota de leche en sus huevos. Estaba empalmado a tope. Carlos satisfecho estaba sin fuerzas, se quedó tranquilo, yo le seguí acariciando con mis manos y se quedó dormido. Yo me acosté a su lado. Puse mi espalda sobre su pecho y mi culo sobre su polla desnuda y así abrazado a mi macho también dormí aquella siesta. Dormimos como un par de horas. Carlos se despertó primero y cuando desperté me estaba penetrando. Fue un despertar apasionante. Me folló con tal intensidad que cuando empezó a descargar su leche en mi culo yo sentí que me estaba corriendo también. Jamás me había corrido con tanto placer. Luego cuando me sacó su aparato de mi culo yo lo besé en la boca y él sonrió con placer. Me estaba enamorando locamente de aquel macho que me estaba sometiendo totalmente. Para que contar más, A partir de aquel día me fui a vivir para su casa. Yo mandé a Bea al carajo y él despachó a Lolita. Y cuantro meses después nos casamos y hemos formado un hermoso matrimonio y un tremendo escándalo. Para Bea y Lolita esto fue un duro golpe. Ellas siguen siendo amigas, muy amigas y nadie sabe si un día ellas sean una pareja o no. A veces siento remordimiento de conciencia que por nuestra culpa dos mujeres se queden sin hombre. Pero mi amor por Carlos surgió de lo más profundo de mi ser, fue una reacción incontrolable e índominable por nuestras voluntades, fue algo mucho más fuerte que nosotros mismos.  
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